La información que contiene una gota

Hoy no se escucha música, se abren ventanas. Los árboles y los pájaros hablan distinto y puedes descubrir los sonidos de otros tiempos. La información que contiene una gota es exponencialmente proporcional a las vidas en el mundo. Aquí se llora todo, lo que se dijo y no se pudo desdecir, la esperanza de decirlo algún día, y el orgullo de haberlo hecho. Todo cabe en una gota si un día existió, se reduce allá arriba y llega veloz y condensada llorándose a sí misma por su fugaz existencia. Las gotitas no sienten pena por ellas mismas, se saben bellas, fuertes, y capaces de provocar abanicos de cosas poderosas. Su brevedad las hace recias y seguras, y aunque hoy vinieron a llorar aquí, otras veces hacen crujir glaciares y otras tantas van a contar secretos al mar. Su flexibilidad las hace transformables porque ellas nunca han querido ser una sola cosa. Son adorables cuando son tenues y a los humanos nos gusta mucho dejarnos llorar, la tierra bebe, y a nosotros nos entran ganas de abrazar. La información que contiene una gota tiene la grave responsabilidad de dejarse caer, de hacerte pensar, y de no hacerte nunca llegar a saber; tendrás que jugar a adivinar qué lleva dentro, todo un misterio sin principio ni final. Te cuestionan y te voltean cuando te acercas, y fíjate que son como pequeñas mentiras del revés, te plasman con la claridad de un objetivo dispuesto a inmortalizarte, mientras mi cámara siempre me hizo creer que quien las inmortalizaba era yo.

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