¿Qué pasaría si al despertar un día...?
- Patty Lamond
- 24 dic 2016
- 2 Min. de lectura
Vivimos en una época en la que muchísimos medios de comunicación nos dicen cómo debemos sentirnos, a través de vídeos, artículos, libros, imágenes, etc. En la mayoría de los casos se trata del más puro marketing y venta de productos o servicios; la “publicidad emocional” ha ganado muchos puestos en estos años, y aún sigue estando en las primeras posiciones, y es que ¿quién no quiere o desea ser comprendido? Nos identificamos con las emociones del que escribió, del que dibujó, del que produjo un vídeo, o del que compartió su historia, porque lo necesitamos, buscamos lo que se parece a nosotros para sentirnos algo más seguros y confortables, por eso nos gusta esa marca, ese tipo de comida, esa persona con la que quedas a tomar café y sus palabras se convierten en tu cafeína, o por eso seguimos a quien seguimos por las redes sociales.
En todo este bombardeo de información actual, encontramos con facilidad millones de pautas con la intención de informar o ayudar, con el propósito de identificar o definir cuestiones como: cómo debemos amar, cómo saber si algo nos enfada, cómo perder el miedo, cómo ser felices, cómo reconciliarnos, o incluso cómo saber si siento lo que estoy sintiendo... A nivel informativo muchas de estas cuestiones pueden darnos claves interesantes para seguir con nuestro crecimiento personal y social, y otras fuera de ayudar, puede bloquearnos o paralizarnos, ya que hay tantas maneras de vivir las emociones como estrellas hay en el universo.
Las experiencias de vida, los momentos compartidos, lo recorrido y las elecciones hacen que cada uno cree su propio concepto de felicidad; que para algunos es tener, para otros es ser, para otros un equilibrio entre ambas… en cualquier caso, hablamos de algo que no deja de ser relativo y sobre todo personal. Honestamente he de decir que a día de hoy yo no comparto muchas veces el modo en que se entiende la felicidad desde lo fastuoso, la súper abundancia, o la superficialidad; por eso mi reto de ahora en adelante es respetar y vivir desde la calma el modo en que otros entienden su felicidad, sin sufrir y sin dejar de compartir el modo en que yo vivo la mía.
En un mundo en el que lo cotidiano nos mece, y con frecuencia también nos adormece, comparto con los curiosos de la vida un vídeo que me gustó por su sencillez y su mensaje. Quien llevó a cabo la producción del mismo probablemente pensó en una “felicidad estándar”, lo que nos rodea y quienes nos rodean pueden ser cosas y personas muy diversas fuera de cánones o generalidades, así que te animo a crear tu propio vídeo mental en función de tu vida y tus circunstancias; en cualquiera de los casos imagino que quizá no tengas todo lo que quieras, pero deseo que quieras todo lo que tengas.
Desde un corazón que no deja de desaprender para seguir aprendiendo y comprendiendo, os deseo felices momentos de la felicidad que deseéis crear.
Abrazos lentos y hermosas Mirillas.
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