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Somos- Son


Durante el crecimiento sano y consciente de los niños hay muchos factores que influyen de un modo u otro en ellos: el tipo de educación en casa y en la escuela, factores culturales, económicos también, políticos o ambientales, etc., factores externos a fin de cuentas; y entre esos factores nos encontramos unos cuantos millones de personas, que podemos ser llamados como “educadores involuntarios”. Educadores involuntarios somos todos, luego sucede que algunos escogemos ese papel en un sentido profesional, pero todos y cada uno de nosotros lo somos, y como adultos, como padres o como acompañantes de ese proceso de vida, tenemos un papel de considerable importancia. Como papás o mamás, puede suceder que queremos tener tanto cuidado con hacerlo bien, que nos desequilibramos hacia un lado de la balanza y nos centramos en el exceso, en la sobreprotección, y en la proyección. Se toma la determinación, unas veces desde el lado más consciente y otras menos, de que lo bueno es que “ellos hagan lo que yo no pude hacer” o “que ellos tengan lo que yo no tuve”, y no deja de ser un modo de entender el amor, pero, ¿qué tipo de amor? Este sería más un tipo de amor condicional, no incondicional. Estaríamos volcando esos deseos que no pudimos cumplir, en ellos, y por lo tanto condicionando el amor a ser o a crecer de un determinado modo, y con ese modo de enfocar la relación y la educación lo único que probablemente consigamos es dejar a un lado lo genuino que el niño tiene y es por sí mismo. “Muchas veces intentamos que los niños se desarrollen intelectualmente a un nivel superior al nuestro porque creemos que de esa forma tendrán una mejor vida y se nos olvida lo importante que es el momento presente y que la felicidad y el bienestar de hoy ponen las bases del desarrollo intelectual, además de ser un tesoro para el desarrollo emocional, relacional y creativo. Si pretendemos estimular intelectualmente a nuestr@s hij@s lo mejor es mantenernos estimulad@s a nosotr@s mism@s, predicar con el ejemplo, pues como dice Maturana l@s niñ@s se nutren del ambiente en el que se desarrollan, y es importante que sea nutritivo a tod@s los niveles: intelectual, emocional, y creativo” (Cristina Cano Valle). Y como dice Cristina Cano, si ese ambiente es nutritivo en estos niveles, no sólo creamos y cuidamos de los adultos del futuro, sino que también lo hacemos de los adultos del presente. Seamos como seamos lo cierto es que somos un referente constante para los niños, al igual que lo somos entre los adultos, ¡estamos en un continuo aprendizaje presente!


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